miércoles, 3 de febrero de 2016

¿Quién teme al lobo feroz?

Cuando oímos a alguien decir que se va a construir una casa de paja, seguro que lo primero que se nos viene a la cabeza es el cuento de los tres cerditos, verdad?, y exclamamos ¡¡pero estás loc@, cómo te vas a hacer una casa de paja, no has leído el cuento de los tres cerditos?!! jajaja. Aquí os dejo un enlace para que lo podáis recordar.


 


Pero cuánto daño ha hecho este cuento a la bioconstrucción, y particularmente a la construcción con pacas de paja!! La mayoría de cuentos infantiles que Walt Disney adaptó a los dibujos animados, intentaban inculcar en los niños ciertos valores ideológicos, en este caso la idea de que para ser gente respetable y de éxito había que tener una casa (o un piso) construida de ladrillo y cemento, propia de los promotores inmobiliarios y grandes constructoras. Y la verdad es que cumplió su objetivo. Sin embargo, en el siglo XXI el cuento ha cambiado. Existe una versión revisada adaptada a los nuevos tiempos que supera los prejuicios establecidos, y que dice algo así:

"Eran tres cerditos que vivían en una granja donde les engordaban para llevarlos enseguida, todavía lechales, a un mesón de Segovia. Naturalmente, en cuanto pudieron se escaparon y construyeron sus casas para vivir. Uno, siguiendo la publicidad que inundaba la prensa y atendiendo a lo que le decía el gobierno de la granja, y cumpliendo escrupulosamente la legislación, la hizo en ladrillo. Creía que era una buena inversión, que le daría seguridad para el futuro. Era muy listo (o se lo creía) e hizo, en consecuencia, una casa inteligente. Le llevó muchísimo tiempo y dinero, y le acabó amargando el carácter.

Un segundo hermano prefirió comprarse una casa prefabricada de madera. Sueca, por supuesto. No quería complicarse la vida con las exigencias de una construcción en suelo no urbanizable, de difícil legalización, pero siempre podía evitarse problemas con una construcción “provisional”. El problema fue que resultó carísima. El tercer cerdito era un poco más desastre que los anteriores. Era a la vez cerdito y oveja. Negra, para ser más exactos. La oveja negra de la familia. Se construyó su casa con paja: una inversión mínima en dinero y en esfuerzo.

Bien. Como sabemos, pronto llegó el lobo. Trabajaba para un banco. Llamó a la puerta del hermano mayor y le reclamó la hipoteca. Le acabó echando de su preciosa casa de ladrillo. Tuvo que irse a buscar refugio en la casa del hermano del medio. Pero tuvieron problemas: la casa no era tan fácil de adaptar como pensaban, los gastos eran importantes y finalmente su condición provisional se hizo valer. Tuvieron que irse ambos, un tanto cortados y deprimidos, a la casa de paja del pequeño. Una vez allí, el lobo intentó cobrarles a los tres algo… pero no había nada que cobrar. Por mucho que sopló y sopló… no hubo manera de que cayesen en sus redes. Los reducidos ingresos que tenían los dedicaban a vivir, y no a pagar la vivienda. En su casa de paja los tres cerditos fueron felices."

Espero que os haya gustado la versión revisada de este cuento. En la próxima entrada ya nos metemos en harina...¿por qué una casa de paja?

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